Viajábamos por una carretera que parecía que no iba a ninguna parte. Los ojos, saturados de horas, luchaban por refugiarse detrás de los párpados. éstos caían a destajo cada vez que la mente se distraía. Era tiempo de detenerse. Y las dos lo sabíamos. Laura hacía (o se esforzaba) bien en hacer su trabajo de copiloto. […]